El sistema económico:

El juego de las ficciones.

Una de las paradojas de los modernos sistemas globales consiste en cómo su carácter autónomo, su racionalidad autorregulada y su carácter exterior con respecto al individuo, puede, sin embargo, hacer de éste, o más precisamente, de las expectativas con respecto del comportamiento individual un factor decisivo dentro de la operación sistémica. El caso del sistema financiero y la crisis que enfrenta a escala global revela parte de este mecanismo que por la vía de una evolución progresiva parece permitir la re-entrada de elementos subjetivos dentro de la lógica subyacente a la estructura del propio sistema económico, en apariencia tan ajeno al individuo. La economía, decía Keynes, opera mediante expectativas de ganancia o beneficio de quienes en ella participan por lo que, a pesar de la impersonalidad aparente de sus macro-estructuras, el sistema económico global parece tener como un punto de inflexión importante el diagnóstico que constantemente hace con respecto a cómo se comportarán los agentes económicos en una situación dada.

Ante situaciones críticas como la que atraviesa actualmente el sistema financiero mundial, los movimientos en los flujos de capitales que se juegan en las bolsas de valores parecen determinarse en gran medida por la expectativa de comportamiento que unos actores económicos tiene con respecto al actuar de otros. El juego libre de los egoísmos que propugnaba el liberalismo escocés parece ser la regla del juego de las finanzas internacionales en el cual la suposición de cómo habrán de actuar los involucrados en el juego determina la forma de actuar de todos. En este juego automatizado por el propio sistema, no importa realmente, a la hora de tomar una decisión qué es lo que el otro hace realmente, sino lo que los demás esperan que haga. Es en este punto donde la economía se convierte en un juego de ficciones que, sin embargo, posee graves consecuencias reales.

Antonio Emmanuel Berthier