Esto es como una pelea de box, tendré que luchar contra tu recuerdo durante 12 rounds, ahora me encuentro luchando, sin reglas, sin límite de tiempo, sin ring. Espero la sparring correcto que me de el suficiente amor, respeto, dedicación y ánimo para salir a la pelea en cada round, porque cuando ella llegue, habrá reglas, tiempo límite para noquearte y decisión unánime.
Tal vez la pelea no se prolongue demasiado, si cuento con la fortuna necesaria para toparme con una sparring que me inyecte la ilusión suficiente como para reunir las fuerzas que me hagan noquearte de un solo golpe. Pero eso, sólo el tiempo lo escribirá.
Por el momento he entendido hacia qué arena menear esta pelea, de verdad tengo la confianza en poder ganarte, tengo tus movimientos bien calculados; tu mirada tierna que dobla rodillas, tus besos dulces para elevar y de un gancho al hígado tumbar con una media vuelta indiferente, tu risa que provoca taquicardia según lo cerca que estés de la víctima y tu movimiento sorpresa, tu capacidad de clavar tu recuerdo en lo más profundo del corazón más duro. Pero ya estoy preparándome, día a día, no es fácil, lo acepto, pero lo que no mata te hace más fuerte.
No me gusta el entrenamiento que estoy llevando para esta pelea, odio cada vez que salgo a correr para agarrar condición y ganarle a tu recuerdo, te juro que odio el entrenamiento pero, como Muhammad Ali, prefiero sufrir hoy y poder disfrutar de la gloria que significa poder olvidarte.
Así de dura es la pelea contra un recuerdo que nunca pensaste se iba a convertir en recuerdo, porque lo querías tener presente para toda tu vida...
La preparación ha sido larga, la pelea de box está por iniciar...
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